Los agujeros negros traen a todo el mundo de cabeza, y no es para menos. Las leyes de la física no nos sirven para describir lo que ocurre en el centro de estos cuerpos infinitamente densos y pequeños, así que es normal que mucha gente se pregunte qué nos pasaría si se nos ocurriera acercarnos demasiado a alguno de ellos. Al fin y al cabo, ¿de qué macabra manera podría terminar con nuestra vida algo que lleva al extremo las leyes de la física?
Vamos a repasar la «anatomía» de un agujero negro antes de abordar la cuestión.
Como comentaba en esta otra entrada sobre el choque entre dos agujeros negros, para que un agujero negro te arrastre hacia su interior sin remedio tienes que acercarte mucho a él. Es decir, que esa imagen Hollywoodiense de que, nada más entrar en su dominio gravitatorio, un agujero negro te absorberá como una aspiradora sin que puedas hacer nada para evitarlo no tiene ningún sentido.