Sobre una planicie a 2.810 metros de altura, en la frontera entre Brasil, Venezuela y Guyana, se encuentra el monte Roraima: una meseta de 31 kilómetros cuadrados de superficie, rodeada de acantilados verticales de 400 metros de caída… Y sobre la que ya había hablado hace más de dos años en este blog, pero considero que me traté el tema tanto por encima que merecía la pena rescatar esa entrada y reescribirla por completo.
El único punto de acceso a la cima que no requiere súper poderes está en la frontera Venezolana, una especie de pendiente llena de vegetación que recorre una parte de los acantilados hasta su cima y que permitió al explorador Sir Everard Im Thurn llegar a la cima por primera vez en 1884. Eso sí: el lugar había sido descubierto mucho antes, en 1596, por Sir Walter Raleigh, pero vio de lejos las paredes verticales y decidió que tampoco tenía sentía una urgencia extrema por explorar la cima.