El otro día colgué en Facebook una entrada antigua en la que respondía a la pregunta «¿Cuándo desaparecerá el campo magnético terrestre?« y recordé que me habéis preguntado varias veces cómo podría afectar a nuestras vidas la infame (y supuestamente inminente) inversión de los polos magnéticos del planeta. Gracias, prensa sensacionalista, por darme trabajo.
El campo magnético del planeta aparece a partir del movimiento del hierro fundido que rodea el núcleo sólido de la Tierra (explicaba el proceso en esta entrada) y se extiende formando una «burbuja» magnética invisible a nuestro alrededor de 1.600.000 kilómetros de radio. Esto convierte el planeta en un imán gigantesco, aunque no demasiado potente, que ejerce su influencia sobre cualquier cosa cargada eléctricamente que se le acerque lo suficiente.
Un imán espolvoreado con partículas de hierro desvela la forma de su campo magnético. El de la Tierra es igual.
¿Y sirve para algo el campo magnético o está ahí sólo para ayudar a los pájaros durante sus migraciones?
Pues sí, sirve para algo más.