Tanto si os gusta la ciencia-ficción como si no (pero especialmente si os gusta), habréis oído hablar mil veces sobre la idea de que vivimos en un multiverso compuesto por muchos universos más o menos parecidos al nuestro. De hecho, es posible que hayáis escuchado a alguien justificando esta «teoría» con un argumento parecido a este:
«Cada vez que tiene lugar un evento que puede producir varios resultados diferentes, el universo se divide en tantas versiones distintas de sí mismo como posibles conclusiones existan. Si por ejemplo lanzas un dado, el universo se ramificará en seis versiones diferentes y, en cada una de ellas, existirá una copia de ti mismo que obtendrá un número distinto. Por tanto, aunque a ti te parezca que el asunto se acaba cuando tiras el dado y sacas un 3, existirían otras cinco realidades alternativas en las que cinco versiones paralelas de ti mismo habrían observado cada posible resultado… Pero nunca podrías ponerte en contacto con ellas, porque esos nuevos universos serían inaccesibles.»
Por supuesto, en función del resultado que hubieras obtenido en cada uno, tu vida se desarrollaría de manera diferente en estos nuevos universos.
Aplicado esta lógica al universo entero, este planteamiento implicaría que la realidad se habría estado ramificando constantemente desde que tuvo lugar el Big Bang, creando nuevos universos cada vez que la interacción entre dos partículas tenía más de un resultado posible. Si esto fuera cierto, existiría una cantidad potencialmente infinita de universos paralelos que habrían evolucionado de manera diferente al nuestro durante casi 14.000 millones de años. Algunas de estas realidades alternativas serían parecidas a la nuestra, pero otras serían radicalmente distintas.
¿Eso significa que existirían otras versiones del universo en las que me ha tocado la lotería varias veces? ¿Y otras en la que he ganado un premio Nobel?
Sí, claro, voz cursiva. Y otras tantas en las que la Tierra nunca se llegó a formar o algunas en las que la especie humana ha sido extinguida por un meteorito. Incluso existiría alguna realidad en la que tú llevas el blog y yo soy la voz cursiva.
Y seguro que Ciencia de Sofá tiene mucho más éxito en ese universo. En cualquier caso, ¿a qué esperamos para desarrollar alguna tecnología que nos permita visitar todas esas realidades paralelas potencialmente fantásticas?