Parece que, en general, tenemos la concepción de que la Tierra es una especie de corteza sólida rellena de magma líquido. Al fin y al cabo, el simple hecho de que existan lugares como la caldera del monte Nyiragongo (que aparece en el siguiente vídeo junto con un vulcanólogo demasiado intrépido) parece apoyar esa idea.
Pero hoy vengo a desafiar algo que habíamos dado por sentado hasta el momento: el interior de nuestro planeta es prácticamente sólido. Y digo prácticamente porque hay una parte líquida, pero no se encuentra donde la mayoría pensamos.