En primer lugar, quiero dar las gracias a todos por vuestros votos en los premios Bitácoras 2014. Al final no ha podido ser y Ciencia de Sofá no llega a la final, pero quedar en sexta posición, teniendo en cuenta cómo está creciendo tanto en calidad como en calidad el mundillo de los blogs de ciencia, es todo un logro. Pero vamos a lo nuestro: la terraformación de Marte.
Antes de seguir, recomiendo la lectura de la primera parte (a la que podéis acceder haciendo click sobre este texto verde) en la que explicaba que, para poder vivir en Marte con la misma comodidad que en la Tierra (es decir, sin tener que llevar un abultado molesto traje espacial que te proteja del entorno cada vez que sales a la calle), lo primero que deberíamos hacer es aumentar la densidad y el grosor de la atmósfera, además de reducir la proporción de dióxido de carbono que contiene. Esto no sólo nos permitiría respirar, sino que además nos protegería de la radiación cósmica ante la que Marte no tiene protección por el hecho de no poseer un campo magnético.
La puesta de sol en Marte fotografiada por el rover Spirit. (Fuente)
Una vez tengamos aire y una presión atmosférica decentes, necesitaremos poner una solución a la fría temperatura de Marte que, como comentaba el otro día, oscila entre unos agradables 20ºC a mediodía en el ecuador en verano y unos no tan agradables -153ºC en los polos.