Alejandro Casado, profesor de ciencias naturales, estaba explicando en clase cómo la sal llega al océano mediante la erosión de las costas y la actividad volcánica submarina cuando un alumno levantó la mano y preguntó «Si eso es así, ¿entonces el agua está cada vez más salada?«. No se le ocurría una respuesta satisfactoria, así que me envió la pregunta para que le echara un vistazo.
Esta pregunta plantea varias cuestiones: ¿el agua era más dulce hace millones de años y se ha ido «salando» con el tiempo? ¿O el nivel de salinidad ha sido más o menos el mismo? Y, si es así, ¿Como diablos puede la sal desaparecer del océano si constantemente la erosión y los volcanes están añadiendo más? Encuentro la respuesta muy interesante porque nos obliga a recordar algo que no solemos tener presente en el día a día: que en escalas de tiempo grandes, la Tierra ha cambiado muchísimo y seguirá haciéndolo. Empecemos por el principio.
Cuando hablamos de sal, nos viene a la mente el «cloruro de sodio». La sal de mesa de toda la vida, vamos. Pero esa es sólo una sal. Las sales son compuestos sólidos eléctricamente neutros formados por iones, que son átomos con carga eléctrica negativa o positiva.
Cristales de la sal de sulfato de cobre. (Fuente)