Si me hubieran dado un euro cada vez que he visto a alguien apuntando a la estela de un avión en el cielo y diciendo «nos están fumigando»… Bueno, no sería millonario, ni mucho menos, pero a lo mejor podría ir de tapas. Si me lo dieran cada vez que veo a alguien señalando al cielo y diciendo «mira, esas estelas no son más que vapor de agua», no tendría ni para comprar pipas.
Una foto que a veces se usa como prueba de la existencia de chemtrails y en la que aparecen, en realidad, un tipo de nubes llamadas morning glory, comunes en Australia. Hablaba de ellas en esta entrada.
De todas las teorías conspiratorias, diría que la de los chemtrails (mezcla de chemical y trails, o «rastros químicos») es la más famosa: sostiene que las estelas de los aviones son, en realidad, nubes de productos químicos lanzados desde el aire por aviones comerciales contratados secretamente. ¿El objetivo? Ni los propios defensores de la teoría se aclaran y dan varios motivos: enfermar a la población, controlar nuestro comportamiento y modificar el clima parecen los más comunes.