Jon Koldo me comentó que hace un tiempo había leído esta noticia en la que se habla de un clérigo saudí que ha «echado abajo» la teoría heliocéntrica. El vídeo original se ha borrado, pero podéis ver sus argumentos en este otro. Básicamente, este señor dice dice que si la Tierra rotara nunca podrías llegar a China en avión (desde el oeste), porque la rotación del planeta estaría alejando el país de ti constantemente. Como sí que somos capaces de llegar a China en avión, la única conclusión lógica es que en realidad la Tierra está quieta y es el universo el que da vueltas a su alrededor.
Por supuesto, esto no tiene ningún sentido. Si su planteamiento fuera correcto cada vez que dieras un salto el suelo pasaría a toda leche por debajo de tus pies y, muy probablemente, acabarías estrellado contra algún muro o un árbol. En el ecuador, donde la superficie terrestre se mueve más deprisa, caerías a 464 metros del lugar desde el que te hubieras impulsado para saltar (suponiendo que pasaras un segundo en el aire y que no te estampas contra algo antes de caer). La marcha olímpica ganaría popularidad porque salir a correr resultaría una experiencia de los más extraña.
La cuestión es que esta afirmación no tiene ninguna validez e ignora de manera muy eficiente la física más elemental. Pero, aún así, a Jon Koldo le ha entrado la curiosidad y me ha preguntado (versión resumida de la pregunta): ¿cuánta masa debería tener la Tierra para que el sol diera vueltas a su alrededor? ¿qué consecuencias tendría esto para la vida en la Tierra?
Respuestas rápidas: 1) mucha, 2) no demasiado buenas.
Respuesta lenta: primero habrá que definir cuándo una cosa da vueltas alrededor de otra.