Ocurre pocas veces, y aún menos con la intensidad de la siguiente imagen, pero a lo mejor alguna vez os hayáis encontrado con algo parecido a esto entre las nubes:
Informalmente, se les llama «arcoiris de fuego». Pero, pese a que estéticamente es un nombre muy apropiado para este fenómeno, lo que aparece en la imagen no es un arcoiris, y mucho menos hay fuego involucrado en su formación. En realidad, su nombre técnico es arco circumhorizontal, un nombre muchísimo más romántico que irradia poesía. Por desgracia, es un espectáculo difícil de observar porque su formación requiere unas condiciones meteorológicas muy concretas.
En primer lugar, se necesita la presencia de cirros, nubes altas que contienen cristales hielo. Pero no vale cualquier cristal de hielo: deben tener forma aplanada y hexagonal para conducir la luz de manera adecuada.
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Sólo uno de los 35 tipos de cristales de hielo que existen puede propiciar la aparición de un arco circumhorizontal pero es que, además, el sol tiene alzarse unos 58º por encima del horizonte para que la luz incida sobre ellos en el ángulo adecuado. Esto significa que en latitudes extremas no podrá observarse el fenómeno, ya que el sol nunca llega a estar tan alto en el cielo.
Y, por si eso no fuera suficiente, los cristales de hielo tienen que estar dispuestos horizontalmente en la atmósfera para que los rayos solares puedan entrar en su interior en un ángulo que los obligue a actuar como un prisma. Al atravesarlos, por tanto, la luz solar que se descompondrá en los colores primarios.
La diferencia entre este fenómeno y un arcoiris normal es que, mientras las gotas de agua de la lluvia que generan un arcoiris dispersan los rayos de sol descompuestos en todas las direcciones, los cristales de hielo hexagonales dirigen la luz una dirección concreta. De ahí que aparezcan en un lugar muy localizado.
No hay mucho más que explicar sobre este tema, así que dejaré algunas imágenes para vuestro disfrute.
Crédito: Dehk.
(Fuente)
[Actualización 14/06/2015]: casi dos años después de escribir esta entrada he podido ver un arcoiris de fuego personalmente sobre Barcelona y mi amigo Pablo Hernández ha sacado las siguientes fotos. La verdad es que ha sido una pasada.
Y ahora viene el mensaje de siempre.
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