Si estás pasando el rato leyendo sobre los misterios del espacio y de repente te topas con algo llamado «el Gran Atractor«, seguramente no te vendrá nada bueno a la cabeza. En este universo en el que una de las cosas más terroríficas que hemos descubierto es que los agujeros negros existen, la idea de ser atraídos hacia algún otro lugar que no sea nuestro sol y en la medida justa para mantener una órbita estable a su alrededor no nos hace mucha gracia.
Es posible que por eso muchos me hayáis escrito preguntándome qué es ese «Gran Atractor«, tal vez con la esperanza de que os diga que todo va a ir bien, que es nuestro amigo y que nos está conduciendo hacia un lugar maravilloso. Y, aunque es verdad que el «Gran Atractor» no nos va a regalar caramelos, lo cierto es que tampoco nos va a destruir.
Deja de andarte por las ramas como si todo el mundo supiera de qué estás hablando y ve al grano.
Tienes razón, voz cursiva. Primero, pongamos un poco de contexto al asunto.
En la década de 1970, los astrónomos estaban estudiando la recién descubierta radiación de fondo de microondas, una señal de radio muy uniforme que llega hasta nosotros desde todas las direcciones del espacio. Se puede pensar en esta señal como un débil brillo que ilumina todo el cielo por igual, pero que no podemos ver porque nuestros ojos no son capaces de detectar este tipo de radiación electromagnética. O sea, que la existencia de este brillo se descubrió utilizando instrumentos que sí que pueden «ver» las ondas de radio: los radiotelescopios.