Hace poco me topé con la fotografía de un barco que me llamó mucho la atención porque, en lugar de láminas de tela o plástico, sus «velas» son grandes columnas verticales. Este curioso método de propulsión se aprovecha del mismo fenómeno que utilizan los futbolistas para curvar la trayectoria de las pelotas al chutarlas: el efecto Magnus.
Podéis seguir leyendo el artículo en La Razón haciendo click sobre la siguiente imagen: