Hubo un tiempo en el que el agua en estado líquido abundaba en la superficie de Marte. Esto lo sabemos porque aún se pueden ver las marcas que en su día dejó el movimiento del agua sobre su superficie, como cursos de ríos secos, valles fluviales o depósitos sedimentarios. Por otro lado, las sondas robóticas que se han paseado por Marte han identificado minerales que sólo se forman en presencia del agua, como la selenita o el hematites.
Nanedi Valles, un cañón generado en Marte por el efecto erosivo del agua.
De hecho, es posible que en Marte llegara a existir tanta agua líquida en el pasado como para que parte de su hemisferio norte estuviera cubierto por un océano que habría tenido una profundidad media de unos 2.000 metros y una extensión similar a la de nuestro océano Ártico. O, al menos, esto es lo que sugiere la pequeña cantidad de cráteres que se pueden encontrar en la extensa planicie que domina el hemisferio norte del planeta, Vastitas Borealis, un fenómeno que se podría explicar si toda la zona hubiera estado cubierta en su día por una capa de agua que protegió el suelo de los impactos meteoríticos.
Simulación del océano que pudo haber bañado el hemisferio norte marciano. (Fuente)