Jossel SC me envió un e-mail (a jordipereyra@cienciadesofa.com) en el que preguntaba qué tamaño tendría el sol en el cielo si lo viéramos desde la superficie del planeta Mercurio. La cuestión le vino a la cabeza a principios de este mes después de ver fotos del tránsito de este planeta por delante del sol. Como esta, por ejemplo:
Mercurio es ese círculo diminuto de la izquierda. (Fuente)
Y es verdad que en este tipo de imágenes puede dar la impresión de que el sol se debería ver tremendamente grande desde la superficie de Mercurio… Pero hay que tener en cuenta que las fotos son representaciones en dos dimensiones de un espacio tridimensional, así que la mayoría de ellas no reflejan con fidelidad las distancias que separan a los cuerpos celestes y, por tanto, tampoco sus tamaños relativos (de hecho, Mercurio es incluso más pequeño en relación al sol de lo que la imagen sugiere).
A efectos prácticos, el cielo es como una gran pantalla bidimensional en la que aparecen proyectadas las imágenes de los cuerpos celestes que nos rodean y, como sabréis, el tamaño aparente de las cosas cambia según lo lejos que estén de nosotros. Es por eso que la Luna es capaz de tapar el sol durante un eclipse: aunque nuestro satélite tiene un diámetro 400 veces menor que el sol (3.474 km contra 1.400.000 km), se encuentra unas 400 veces más cerca (382.000 km contra 150.000.000 km) y, en consecuencia, presenta más o menos el mismo tamaño en el cielo.
O sea, que no podemos deducir cómo de grandes son las cosas a partir del aspecto que tienen en el cielo (su tamaño aparente). Para conocer el tamaño real de los cuerpos celestes tenemos que saber primero a qué distancia se encuentran… Algo que, en el caso de los planetas del sistema solar, expliqué en este vídeo (guiño, guiño):
La cuestión es que, como no podemos deducir si un objeto mide mil o un millón de kilómetros de diámetro (por poner dos cifras) a simple vista, el tamaño que presentan los cuerpos celestes en el firmamento se mide utilizando el ángulo que ocupan en el cielo. En otras palabras, el tamaño de un cuerpo celeste equivale al ángulo que tendríamos que mover una cámara para grabarlo desde uno de sus extremos hasta el otro.
Tened en cuenta que el cielo también se extiende 90º en dirección perpendicular a la pantalla.
Como imaginaréis, cuanto mayor es un objeto en proporción a la distancia que se encuentra de nosotros, más grande lo vemos en el cielo. Por ejemplo, ocupando un ángulo de 0,53º, el sol y la Luna son los objetos individuales con un mayor tamaño aparente que podemos aspirar a ver en la cúpula celeste.
Pero, si hablamos de estructuras formadas por muchos cuerpos, entonces la galaxia de Andrómeda se lleva la palma: si las zonas más exteriores de la galaxia fueran tan brillantes como su centro, entonces a simple vista ocuparía 3,17º de longitud y 1º de grosor en el cielo.
Lo que tendría esta pinta. (Fuente)
Aunque, bueno, la verdad es que hay una galaxia que se ve aún más grande desde nuestro punto de vista y que cruza el cielo de un lado a otro: la propia Vía Láctea, la franja de estrellas que es el resultado de que veamos nuestra propia galaxia espiral «de canto».
El resto de cuerpos que componen el sistema solar son demasiado pequeños en relación a la distancia que se encuentran como para que nuestros ojos puedan diferenciar su forma. Nuestra visión tiene una resolución angular de aproximadamente un minuto de arco o 0,0166º, que es más o menos el tamaño que presenta Venus, el planeta con un mayor diámetro aparente, cuando está más cerca de nosotros.
En esta imagen aparece una comparación del tamaño aparente del sol, la Luna y el resto de los planetas. (Fuente)
Y eso por no hablar de las estrellas, que están tan endiabladamente lejos de nosotros que en el cielo se manifiestan como puntos de luz sin dimensión alguna.
Estas unidades pueden ser un poco confusas si las escucháis por primera vez, así que os dejo una imagen en la que podéis ver a qué distancia angular equivale una mano en varias posiciones si la observáis con el brazo completamente estirado y apuntando al cielo.
(Fuente)
Pero, volviendo a la pregunta de Jossel, podéis calcular el tamaño angular de cualquier cosa que se encuentre a cualquier distancia utilizando esta herramienta (que no hace más que aplicar esta fórmula). Y con ella podemos ver que, en el cielo de Mercurio, que se encuentra a una distancia media del sol de unos 58 millones de kilómetros, nuestra estrella ocupa unos abrumadores… 1,38 grados.
Se vería más grande de lo que estamos acostumbrados, por supuesto, ya que su tamaño aparente es casi 3 veces mayor que desde la Tierra, pero no estaría ni remotamente cerca de ocupar el cielo entero. De hecho, quedaría algo así (teniendo en cuenta que mi cámara tiene un campo de visión de 66,4º):
Y esto se debe precisamente a que, por mucho que en la imagen del principio parezca que el diminuto Mercurio está pegado al sol, en realidad se encuentra a 58 millones de kilómetros de él, casi 3 veces más cerca que la Tierra.
O sea que, por suerte o por desgracia, el panorama que Jossel había imaginado para Mercurio no es tan impresionante. Eso sí, si os consuela, aunque el sol sólo parezca 3 veces más grande desde la superficie de Mercurio que desde la Tierra, se ve 9 veces más brillante (por el motivo que explicaba en esta otra entrada en la que calculaba si podríamos ponernos morenos bajo la luz de la Luna).
Pero que este dato no os decepcione, porque Mercurio presenta una particularidad curiosa desde la Tierra.
Igual que nuestra galaxia parece una franja de estrellas en el cielo porque la vemos «de canto», los planetas se mueven siguiendo una línea en el firmamento porque todos dan vueltas alrededor del sol más o menos sobre el mismo plano y, como estamos metidos en este «disco» imaginario que forma el sistema solar, sus órbitas circulares nos parecen una línea.
Mercurio está tan cerca del sol que podríamos ver su órbita entera en el cielo… O, al menos, podríamos verla si el camino que sigue Mercurio alrededor del sol estuviera repasado con un rotulador negro, claro. Con 116 millones de kilómetros de diámetro, la órbita del planeta Mercurio ocuparía unos 42,28º en el cielo.
Algo así, vaya:
El mismo patio interior, desde la Tierra.
Y este es el motivo por el que es difícil observar Mercurio: la luz de nuestra estrella tapa el planeta por completo durante el día y, cuando el sol por fin se pone y el cielo empieza a oscurecerse, Mercurio está tan cerca de él que tarda muy poco en desaparecer tras el horizonte.
Y, nada, hasta aquí la entrada de hoy. Ha sido más rápida de costumbre porque, como comentaba, últimamente voy un poco liado y no tengo tanto tiempo que dedicar al blog.
Mientras tanto, os dejo con un mensaje publicitario que no tenéis por qué leer, PERO aviso que os puede interesar si os gusta la astronomía y tenéis «mono» de Ciencia de Sofá estas semanas que no estoy actualizando tan a menudo.
10 comments
[…] Cómo se ve el sol desde la superficie del planeta Mercurio? […]
Que buena entrada Jordi, muy interesante, felicidades por tu libro, ya lo tengo y recien estoy empezando a leerlo y la verdad es muy bueno, Saludos desde Mexico.
Interesante dato el tamaño aparente de la órbita de Mercurio.
Supongo que estará algo «ladeada», no horizontal, para poder verlo en salida helíaca o en el ocaso. Creo que depende la latitud del observador.
Lo que me cuesta imaginar es cómo se vería desde el Polo (norte o sur).
Una excelente entrada.
Duda (sobre la galaxia de Andrómeda en el cielo). ¿Que condiciones se deben cumplir para poder mirarla desde el sur de Colombia?
¿Tienes el libro en Amazon?.
Muchas gracias Jordi por la respuesta, justo el ejemplo con la imagen que pusiste al principio es la que me desconcertaba y me hacía pensar que no estaban muy acordes los tamaños del sol y mercurio, pero con la explicación ha quedado súper claro. Saludos desde México…
Curioso, nunca me lo había planteado.
Muy interesante! Oye ,Sabes si tu libro esta disponible fisico
en colombia ?
Muchas gracias! Hasta donde yo sé, de momento no está en librerías más allá de México y España.
Creo que se me ha jodido la visón que tenía de Terminador en Mercurio de las novelas de Kim Robinson…