Si aún tenéis en mente el temario de geología del instituto, es posible que os suene que dos de los factores que más modifican el aspecto de las rocas son el calor y la presión. Por ejemplo, cuando el movimiento de las placas tectónicas las arrastra bajo la corteza terrestre, las altas presiones y temperaturas alteran químicamente los minerales que contienen y modifican su composición, su estructura y su apariencia.
Pues, bien, desde hace menos de un siglo, los seres humanos hemos creado una nueva situación que es capaz de cambiar el aspecto de las rocas: las explosiones nucleares.
Podéis acceder al artículo en La Razón haciendo click sobre la siguiente imagen:
1 comment
Gracias por ilustrarnos, como siempre.
Un pequeño error, creo. En el artículo se dice que la prueba en Alamogordo fue el 16 de julio de 1945 y la bomba en Nagasaki 4 años después.
Un saludo