En realidad, «petróleo» es un nombre bastante poco apropiado porque no tiene nada de mineral, aunque hay que decir que en la antigüedad no podrían haberlo imaginado al bautizarlo. En realidad, este líquido (el segundo más abundante del planeta después del agua) es el resultado de la descomposición restos de organismos muertos durante millones de años. Técnicamente, es materia orgánica en muy mal estado.
Vamos a ponernos en contexto.