Esta pregunta me llegó más de una vez el año pasado y la he rescatado del baúl de los recuerdos porque leí hace poco una noticia sobre Ming, una almeja de Islandia que tenía una edad de 507 años, lo que le valió el título del animal más longevo del planeta.
Un ejemplar de almeja de Islandia. Crédito: Universidad de Bangor.
En comparación, el ser humano más longevo fue una mujer francesa llamada Jeanne Calment, que vivió algo más de 122 años. Aunque la edad de esta señora se queda corta ante la duración de la vida de Jonathan, una tortuga que vivió entre 176 y 178 años. A su vez, el mamífero más longevo, la ballena boreal, supera ese récord, llegando a vivir hasta 211 años.
Pero la almeja Ming es una cría comparada con el árbol individual más viejo conocido: un ejemplar anónimo de pino longevo (así se llama la especie, tal cual) que cuenta con una edad de 5.063 años, lo que significa que «nació» cuando los seres humanos estábamos inventando la escritura cuneiforme. Los tres árboles más viejos del mundo pertenecen a esta misma especie y, para proteger a los dos que aún siguen vivos, tanto sus fotos como su situación exacta permanecen en secreto.
Un pino longevo en plena crisis de los 2.000 años. (Fuente)
Para ser sincero, pensaba que el tema no daría mucho más de sí, pero la información que he ido encontrando ha puesto enfrente de mis narices un planeta tierra que desconocía, lleno de organismos centenarios o, incluso, milenarios, que se las apañan de cualquier manera para alcanzar edades extremas.
Los más observadores os habréis fijado en que he utilizado el término «individual» para referirme al árbol anterior y tal vez os preguntéis a qué venía ese adjetivo tan gratuito. Resulta que, para algunos organismos, los 5.000 años del pino longevo son una nimiedad. Aunque superan esta cifra jugando un poco sucio: se clonan a sí mismos.
Estos organismos clónicos viven en colonias formadas por individuos genéticamente idénticos descendientes de un mismo antepasado que nunca se ha reproducido sexualmente. Un ejemplo de este caso es Pando, una colonia de populus tremuloides compuesta por 47.000 individuos que comparten el mismo sistema de raíces.
Algunos de los individuos que forman parte de Pando, en Fish Lake National Forest. (Fuente)
Originalmente este bosque se reducía a un sólo árbol de cuyas raíces emergió otro tallo genéticamente idéntico y, a su vez, éste echó raíces de las que salieron más copias iguales. Es decir, que el organismo en sí sería una raíz gigantesca de la que crecen 47.000 copias del mismo árbol, cada uno de ellos con una esperanza de vida de entre 40 y 150 años.
Al sistema de raíces le da igual que uno de sus tallos muera, o incluso que un incendio queme la mitad de ellos, ya que siempre le quedan copias que seguirán absorbiendo la luz solar necesaria para permitir su supervivencia. Nadie podrá negar que este método de supervivencia le funciona: este árbol (en realidad, este sistema de raíces, pero a efectos prácticos es lo mismo) lleva 80.000 años viviendo de esta manera.
Pero el límite de la vida de los organismos clónicos no se detiene ahí.
Resulta que un grupo de investigadores australianos tomaron muestras de ADN de 40 praderas de posidonia oceanica (algas mediterráneas, vamos) a lo largo de 3.200 kilómetros, desde la costa este española hasta Chipre. Durante la investigación, encontraron algas genéticamente idénticas separadas por distancias de hasta 15 kilómetros, por lo que concluyeron que existen praderas de posidonia completas compuestas por un sinfín de copias de un mismo organismo que, como el árbol Pando, se clona a sí mismo para extender sus raíces. Los investigadores especulan que algunas de estas colonias clónicas podrían tener entre 80.000 y 200.000 años de antigüedad, aunque es un límite teórico porque algunas zonas en la que se encuentra pudieron estar sobre el nivel del mar hace entre 10.000 y 80.000 años.
Estas algas pueden expandirse hasta formar grandes parches de hasta 16 kilómetros de longitud y con un peso conjunto de 6.000 toneladas de peso. Al ocupar áreas tan extensas, garantizan su continuidad si una de las zonas que ocupan se queda sin recursos.
(Fuente)
Hay más especies de arbustos y plantas clónicas, pero de momento no se ha registrado ninguna que supere la edad de la posidonia oceanica. Eso no significa que no existan organismos que viven más tiempo.
Tomando muestras del permafrost siberiano, un equipo de biólogos planetarios buscaba organismos que viven en las condiciones más hostiles en nuestro planeta para hacerse una idea de dónde podrían encontrar seres vivos en otros mundos… Y hallaron algo insólito: actinobacterias siberianas vivas que tienen entre 400.000 y 600.000 años de antigüedad.
Crédito: Rachel Sussman.
Estas actinobacterias serían, esta vez sí, los seres vivos más antiguos del planeta.
Bueno, ya está, ¿no? Aquí se acaba la lista… ¿no?
No exactamente. Si hablamos de organismos antiguos, podríamos incluir unas bacterias que fueron revividas por dos científicos después de que pasaran entre 25 y 40 millones de años en el interior del abdomen de unas abejas preservadas en ámbar. Tras ser revividas, las bacterias crecieron y su ADN fue analizado, encontrando su parentesco con una bacteria actual.
Pese a que en 2001 se anunció que se habían revivido bacterias atrapadas en cristales de sal hace 250 millones de años, los resultados de este último récord no se consideran del todo fiables.
Pero no es necesaria la intervención humana para devolver a la vida organismos que han quedado atrapados en el tiempo, ya que algunos pueden permanecer largos periodos en estado de latencia de manera natural y despertar cuando las condiciones son mejores. Unos pequeños animales llamados tardígrados pueden permanecer cientos o miles de años en estado de suspensión. Hablaba de ellos en esta entrada,
Nunca me cansaré de colgar fotos de tardígrados.
En estado de latencia o no, los 600.000 años de las actinobacterias siguen siendo un suspiro comparado con la inmortalidad.
¡Venga ya!
Sí, sí, en teoría existen animales que tienen el potencial de vivir para siempre. Aquí empiezan a ponerse raras las cosas.
Las almejas de las que hablaba al principio pertenecen al selecto club de los organismos que presentan senectud negligible, lo que significa que no desarrollan signos aparentes de envejecimiento a medida que pasa el tiempo y tanto sus capacidades reproductivas como su forma física permanecen constantes durante toda su vida. Lo que es aún más extraño, sus ratios de mortalidad no aumentan con la edad. O sea, que los individuos más jóvenes de estas especies mueren con la misma frecuencia que los más viejos.
Teóricamente, estos animales podrían vivir indefinidamente hasta que cayeran presas de algún depredador o murieran de alguna herida o infectados por un virus.
Un grupo de animales que posee este mismo superpoder es el de las langostas, que se cree que superan con frecuencia los 100 años (al parecer, es difícil medir la edad de una langosta). La impresionante edad de George, un ejemplar de 140 años y casi 10 kilos de peso, le valió como excusa para no ser cocinado.
Una langosta azul, producto de la mutación de las células encargadas de pigmentar su piel. (Fuente)
Otros animales que presentan senectud negligible son algunas especies de tortuga, unos cuantos peces, plantas y bacterias, además de gusanos. Los organismos clónicos que habíamos tratado antes también entran en este grupo, porque también tienen el potencial de seguir viviendo hasta que un factor externo acabe con ellos.
¿BUENO QUÉ PASA QUE AQUÍ TODO EL MUNDO VIVE LO QUE LE DA LA GANA O QUÉ?
Pues agárrate los pantalones porque aún queda el caso más extremo por ver: el de la famosa medusa inmortal.
La medusa turritopsis nutricula empieza su vida siendo un pólipo, que significa literalmente “muchos pies”.
No quiero ni imaginar cómo eran los pies del que vio esto y decidió acuñar el término.
Una vez alcanzada la madurez y tras haberse reproducido, estas medusas son capaces de revertir su crecimiento y volver a la fase de pólipo por medio de la transdiferenciación celular, un proceso que permite que las células se conviertan en otras. La cabeza de la medusa se da la vuelta, sus tentáculos son absorbidos, y se ancla a algún sustrato para crecer y convertirse, de nuevo, en un adulto productivo.
La medusa puede repetir este proceso de manera indefinida, lo que la hace biológicamente inmortal. Una lástima que, con sus 4.5 milímetros de diámetro, sea una presa fácil para depredadores. No, espera, eso no es una lástima, sólo nos faltaría tener que preocuparnos por una silenciosa invasión marítima de medusas inmortales.
14 comments
Todavía quedo sorprendido por los caprichos de la naturaleza. Simplemente maravilloso. Saludos!
De el ser humano mas longevo, hace poco vi de un sr. de docientos y pico de años un chino creo, ¿sera?
Si, tambien lei sobre el, supuestamente tenia como 220 creo, que su dieta se basaba en arroz (espero que hablemos del mismo)
Me resulta tristemente paradójico que los que pretendían estudiar a la almeja en cuestión, sean los causantes de su muerte por no dejarla tranquila.
Pobre bicho.
Aunque, bien pensado que algo suceda después de algo no supone causalidad. Pero si yo fuese el almejólogo que la movió de su sitio tendría un poco de cargo de conciencia….
mi bisabuelita fallecio de 123, y tengo entendido de un señor que comia muchas ierbas y hacia mucho ejercicio vivio 200 años aprox, no recuerdo su nombre pero si vi su biografía en wikipedia 😛
mi bisabuela vivió 123 años 😛 , y supe de un señor que vivio aprox 200 comiendo varios tipos de hierbas y haciendo mucho ejercicio, no recuerdo su nombre, pero su biografía la vi en wikipedia, con esos datos es suficiente para buscarlo 😛 deecho es el chino que dice alicia!
Muy bueno! Precisamente por lo que cuentas de la Posidonia, también he leído que las praderas situadas entre Ibiza y Formentera son el ser vivo más grande de la tierra: https://www.ibizaisla.es/blog/97-el-ser-vivo-mas-grande-del-mundo.html
Maravilloso como siempre, que gran trabajo, un fuerte abrazo y muchas gracias.
Mirad señor Ciencia de Sofá, si tan solo se lograra comprobar, la mujer más longeva del mundo aún viviría https://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/08/29/978873
Siempre leo tus artículos con interés porque son muy ingeniosos y certeros, bien documentados. En este caso tengo que decirte que la posidonia no es un alga, sino una planta con flor (Magnoliophyta), más cercana a la rosa o al roble que a las algas. Es un error muy extendido (por ejemplo entre los grupos ecologistas que defienden el Mediterráneo).
Gracias por tus artículos, por extender el interés por la ciencia y recibe un saludo.
Una corrección: la posidonia no es un alga, es una planta acuática
Que buen informe justo lo que buscaba gracias
No soy de seguir blogs pero este si que vale la pena. ¿desde qué fecha publicas? talvez me tome un tiempito para leerlos todos desde el inicio?